El cocodrilo Recurso milenario.

José Rogelio Cedeño-Vázquez

Tomado de: Riqueza Biológica de Quintana Roo UN ANÁLISIS PARA SU CONSERVACIÓN Tomo 1. Primera edición, 201. Pag. 234

 http://200.12.166.51/janium/Documentos/6607.pdf  10 de septiembre de 2022


Presentación.

La pérdida de la biodiversidad en muchas ocasiones es debida a que la generalidad de las personas tienen prejuicios y mala información sobre la naturaleza en general y de algunos animales en particular. En el caso de los cocodrilos y lagartos es muy conocido el miedo a estos extraordinarios animales y sabemos que los matan por el temor que causan, pero también los cazan de manera ilegal para aprovechar su piel en la confección de zapatos y bolsas principalmente, lo que los pone en grave peligro, pero como lo dice el artículo, no se han reportado muertes en Quintana Roo por ataque de estos animales, aunque si alugunos ataques a turistas imprudentes o mal informados sobre los lugares que visitan en diferentes puntos de la república. Sin embargo, estos ataques tampoco han producido ninguna muerte en nuestro país. Este artículo nos proporciona información valiosa para entender a estos extraordinarios reptiles y apreciarlos como parte de nuestro patrimonio en biodiversidad. En el caso de los cocodrilos en todo México, tienen más o menos la misma problemática, por lo que el artículo nos da un panorama general sobre su estado y conservación en todo el territorio nacional y se justifica que se incluya en la antología por esta razón, y porque nos habla del aprovechamiento de los cocodrilos como recurso valioso que permitirá entre otras cosas su sobrevivencia al verlo como un recurso sustentable.

José Rogelio Cedeño-Vázquez es Biólogo (1995) por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Maestría en Recursos Naturales y Desarrollo Rural (2002) y Doctorado en Ecología y Desarrollo Sustentable (2008) por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR). Responsable de la Colección Herpetológica (1993-1996) de la Facultad de Biología (UMSNH). Curador de la Colección Herpetológica (ECO-CH-H) del Museo de Zoología de ECOSUR (1996-2000). Asistente de Investigador (1999-2000) en ECOSUR, Unidad Chetumal. Profesor-investigador en el Instituto Tecnológico de Chetumal (2008-2012). Curador de la Colección Herpetológica (ECO-CH-H) del Museo de Zoología de ECOSUR-Chetumal (2012 a la fecha). Miembro activo del Crocodile Specialist Group (CSG) de la Species Survival Commission(SSC), IUCN. Su producción académica incluye alrededor de 55 publicaciones, entre artículos científicos en revista indizadas y arbitradas, notas científicas, artículos de divulgación, capítulos de libro y un libro. Ha presentado 35 ponencias en congresos nacionales e internacionales. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (Nivel I). Su área de interés es la Ecología, sistemática, conservación y manejo de la fauna silvestre, con énfasis en anfibios y reptiles.



Los cocodrilos son reptiles que han habitado la Tierra desde hace aproximadamente 200 millones de años cuando existían los dinosaurios (Buffetaut, 1989). Muchos se extinguieron, pero sobreviven 23 especies (Ross y Magnusson, 1989), distribuidas en las zonas tropicales y subtropicales de Australia, Nueva Zelanda, Tailandia, Nueva Guinea, China, India, África y América (Anónimo, 2000).

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Foto:Gabriel Navarro.

En México habitan tres especies, y dos se encuentran en Quintana Roo: el cocodrilo americano (Crocodylus¬ acutus, figura 1) y el cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii, figura 2).

El cocodrilo americano se encuentra ampliamente distribuido en la región costera tropical de América, desde el extremo sur de la península de Florida, en los Estados Unidos de América, hasta Venezuela, incluyendo la parte oriental de la Península de Yucatán y las islas Cuba, Jamaica y Haití, en el Atlántico; y desde Sinaloa, México, hasta Perú, en el Pacífico (Thorbjarnarson, 1989). En Quintana Roo, habita en cuerpos de agua salobre y salina de la franja costera, incluyendo cayos, atolones e islas (Merediz-Alonso, 1996; Domínguez-Laso, 2002; Charruau y colaboradores, 2005; Cedeño-Vázquez y colaboradores, 2006).

El cocodrilo de pantano habita principalmente en cuerpos de agua dulce en las tierras bajas del Atlántico y del Caribe en México, Guatemala y Belice (Ross, 1998). En Quintana Roo habita en lagunas interiores, cenotes, aguadas, así como en canales y pequeñas pozas en sabanas de cortadera y en el Río Hondo. Ambas especies conviven en los humedales costeros de la parte oriental de la Península de Yucatán, es decir, Quintana Roo y una sección de Yucatán (figura 3) (Cedeño-Vázquez, 2008).

Los adultos del cocodrilo americano pueden alcanzar una longitud total (LT) de seis metros, mientras que los adultos del cocodrilo de pantano alcanzan hasta 3.5 m (Ross y Magnusson, 1989). Ambos pueden pesar más de 100 kg y vivir alrededor de cien años. Se considera que en la Península de Yucatán, el cocodrilo americano alcanza la edad reproductiva cuando mide 1.8 m LT y el cocodrilo de pantano cuando alcanza 1.5 m LT (Platt y Thorbjarnarson, 2000a y 2000b).

Los cocodrilos se reproducen por medio de huevos. La temporada reproductiva del cocodrilo americano se presenta desde finales de marzo hasta mediados de julio (Platt y Thorbjarnarson, 2000a; Platt y colaboradores, 2004), las hembras excavan nidos en la arena, cerca del cuerpo de agua, y depositan entre 20 y 60 huevos que son incubados en un periodo de 70 a 80 días (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006).

Para el cocodrilo de pantano la temporada reproductiva ocurre desde mediados de junio hasta septiembre (Platt y colaboradores, 2004, 2008), el nido es construido con restos vegetales en forma de montículo, donde la hembra deposita entre 15 y 40 huevos, que son incubados durante 75 a 90 días con el calor producido por la descomposición de la materia orgánica (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006).

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Figura 1. Cocodrilo americano (Crocodylus acutus)

Importancia

Los cocodrilos son carnívoros con hábitos anfibios, ya que desarrollan parte de sus actividades en tierra y parte en el agua. Mantienen su temperatura corporal relativamente constante asoleándose durante el día y entrando al agua o moviéndose hacia la sombra para evitar sobrecalentarse (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006). Son importantes en la naturaleza porque ayudan a mantener el buen funcionamiento de los humedales (lugares con agua). Por ser depredadores que se encuentran en la parte más alta de la cadena alimenticia, controlan las poblaciones de otros animales.

De recién nacidos se alimentan de arañas, pequeños insectos y sus larvas; después cazan insectos más grandes, renacuajos, ranas, peces, caracoles y cangrejos; y cuando son adultos atrapan peces, tortugas, lagartijas, iguanas, aves y cualquier mamífero pequeño o grande que tengan a su alcance. Con sus desechos, incorporan nutrientes al medio acuático para que se integren de nuevo a la naturaleza y sean otra vez aprovechados.

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Figura 2. Cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii)
Foto: José Rogelio Cedeño-Vázquez

También ayudan a mantener canales abiertos que comunican a los cuerpos de agua entre sí. En las zonas pantanosas, construyen pozas circulares que son el único refugio de la fauna acuática durante la época de sequía. Los cocodrilos son además fuente de alimento para diferentes organismos: hormigas, mapaches, garzas y otros animales se comen los huevos de cocodrilo cuando el nido es descubierto. Los que logran nacer son presa fácil de algunos peces, tortugas, serpientes, aves acuáticas y mamíferos como el mapache. Únicamente un porcentaje mínimo de las crías logra vivir hasta la edad reproductiva. Para el ser humano, los cocodrilos también son de gran relevancia. Históricamente han tenido trascendencia médica, alimenticia, cultural, social, religiosa y, sobre todo, económica debido al aprovechamiento de su piel (Anónimo, 2000).

Los cocodrilos y Los mayas

Los antiguos mayas consumían la carne de cocodrilo, y el cráneo era usado en sus ceremonias, según lo atestiguan los restos encontrados en varios sitios arqueológicos. Actualmente, los mayas lacandones consumen con regularidad la carne de cocodrilo (C.moreletii) y otros reptiles como tortugas, serpientes, iguanas y lagartijas de tamaño promedio y curten las pieles con una mezcla a base de corteza de caoba y mangle (Lee, 1996). Además, los cocodrilos eran para los mayas una parte importante de su mitología.

Mitos y realidades sobre Los cocodrilos

Años atrás, las películas sobre cocodrilos nos transmitieron una imagen perversa de estos sorprendentes reptiles, mostrándolos como fieras temibles y despiadadas. Esta percepción por fortuna está cambiando; ahora los documentales de televisión presentan aspectos más reales y resaltan la importancia de estos organismos. La mayoría de las especies de cocodrilo son inofensivas, sólo unas pocas atacan al ser humano, principalmente el cocodrilo del río Nilo (Crocodylus niloticus), el cocodrilo de agua salada (Crocodylus porosus) y el aligator americano (Alligator mississippiensis) (Pooley y colaboradores, 1989). A la fecha, no hay reportes de muertes de humanos por ataques de cocodrilos en Quintana Roo; sin embargo, existen personas que los matan por temor, cuando alcanzan tallas superiores a los dos metros de largo.

Pasado y presente de los cocodrilos

Hace unas cuantas décadas los cocodrilos mexicanos, al igual que la mayoría de las otras especies del mundo, estuvieron en riesgo de desaparecer debido a la cacería desmedida, comercio ilegal y destrucción de su hábitat, principalmente. Por ello, el gobierno de México prohibió en 1970 su aprovechamiento para ayudar a su recuperación (Casas-Andreu, 1995).

Desde 1940 hasta finales de los años sesenta, Quintana Roo vivió un verdadero auge en la explotación de pieles. La “lagarteada” junto con la pesca de escama y la explotación de la copra y el chicle fueron algunas de las actividades comerciales más importantes en esos años. Regularmente se enviaban pieles de lagarto a León, Guanajuato, para fabricar diversos artículos. Fue a mediados de la década de 1980 cuando los lagarteros notaron que los cocodrilos comenzaban a escasear, aplicándose entonces la veda establecida para prohibir su explotación. Por fortuna, estudios recientes indican que la mayoría de las poblaciones del cocodrilo de pantano ya se han recuperado (Domínguez-Laso, 2005), lo que hace posible su aprovechamiento nuevamente; no así para el cocodrilo americano, cuyas poblaciones aún permanecen escasas (Cedeño-Vázquez, 2008). En cuanto a su estado de protección legal, en México ambas especies se encuentran bajo protección especial según la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2001).

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Figura 3. Mapa de distribución de Crocodylus moreletii y C.acutus en la Península de Yucatán

En el ámbito internacional están incluidas en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (cites, por sus siglas en inglés), en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) y en el Acta de Especies Amenazadas (esa, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.

Amenazas para los cocodrilos en QuIntana Roo.

No existen amenazas mayores para las poblaciones de cocodrilo de pantano por efecto directo de las actividades humanas. Por el contrario, las reducidas poblaciones de cocodrilo americano sí enfrentan amenazas como el ahogamiento accidental en redes de pesca, y el desarrollo turístico sin planeación sobre playas arenosas, donde anida la especie (Cedeño-Vázquez y colaboradores, 2006). No obstante, la exposición prolongada a contaminantes, principalmente de plaguicidas, podría representar una amenaza a largo plazo para la viabilidad de las poblaciones.

El Río Hondo, cuyas aguas drenan en la Bahía de Chetumal, está rodeado de extensos campos de caña de azúcar tanto en el lado mexicano como del lado beliceño. En este sentido, altos niveles de plaguicidas organoclorados y de metales pesados han sido detectados en los huevos del cocodrilo de pantano en el norte de Belice (Rainwater y colaboradores, 1998, 2007; Wu y colaboradores, 2000).

En la Bahía de Chetumal también se han detectado, aunque en niveles bajos, plaguicidas organoclorados, metales pesados e hidrocarburos (Álvarez-Legorreta, 2001). La exposición prolongada a estos contaminantes podría impactar negativamente las poblaciones de organismos acuáticos, incluyendo a los cocodrilos.

Finalmente, otra amenaza es la mezcla genética o hibridación entre las dos especies de cocodrilo, documentada recientemente en su área de convivencia, lo cual es probablemente más perjudicial para la integridad de las poblaciones de cocodrilo americano por ser más pequeñas (Cedeño- Vázquez, 2008).

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Foto: Gabriel Navarro.

Cómo aprovechar los cocodrilos

La explotación del cocodrilo ha demostrado ser una actividad muy rentable (Romero-Cedano, 2000). Si se realiza en forma adecuada, ésta puede representar una alternativa económica para las comunidades locales, tanto como atractivo turístico, como para el uso de la piel, carne y otros derivados. Sin embargo, debido a que en la actualidad ambas especies de cocodrilo cuentan con protección especial según las leyes mexicanas, para su aprovechamiento es necesario cumplir los requisitos que solicitan las autoridades ambientales. Para ello se debe contar con la asesoría de un biólogo o técnico capacitado para elaborar el programa de aprovechamiento y darle seguimiento, con el propósito de evitar que el recurso disminuya o desaparezca.

Los usos del lagarto y sus partes son muy variados. En los criaderos o granjas de cocodrilos legalmente establecidos, se aprovechan al máximo todas sus partes: la piel es curtida y tratada para la elaboración de diversos artículos como cinturones, billeteras, bolsas, portafolios, zapatos y botas, entre otros. Con las cabezas, manos y patas de los más pequeños se elaboran llaveros, hebillas para cinturón y otras artesanías; la carne se consume en una variedad de guisos, y con la grasa se elaboran productos medicinales, pues es sabido que en diversas regiones se le atribuyen propiedades curativas para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, reuma, impotencia sexual y asma, entre otras (Anónimo, 2000).

En algunos lugares no se acostumbra comer la carne del lagarto, pero hay que tomar en cuenta que su venta representa un ingreso económico adicional. Las granjas de cocodrilos también generan importantes ganancias en el ecoturismo, ya que al ser un atractivo poco usual son visitadas por muchas personas.

La explotación del cocodrilo es una actividad rentable si se realiza en forma adecuada (Romero-Cedano, 2000)

El ecoturismo valora la visita a sitios de observación de cocodrilos No hay reportes de muertes de personas por ataques de cocodrilos en Quintana Roo

Cómo conservar a los cocodrilos

Algunas recomendaciones para ayudar a conservar a los La Dirección General de Vida Silvestre de la Semarnat. Incluyen: no perturbar ni destruir su hábitat, no alterar sus nidos, no fomentar el comercio ilegal y no molestarlos ni alimentarlos en su hábitat natural. Si perdemos a los cocodrilos, perderemos los beneficios económicos y am- bientales que representan, pero sobre todo, perderemos tam- bién otras formas de vida que se benefician con su presencia, incluyendo peces y otros animales de importancia pesquera. Como todos los seres vivos, los cocodrilos juegan un papel muy importante en la naturaleza, cuidar de ellos es cuidar de nosotros mismos. Ayudemos a conservarlos haciendo un buen uso de este valioso recurso natural. encargada de otorgar autorizaciones o registros referentes al aprovechamiento, posesión y manejo de fauna silvestre, así como del establecimiento de Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (uma).

Se entiende por uma a un área claramente delimitada bajo cualquier régimen de propiedad debidamente registrada, donde se permita el uso y aprovechamiento de las especies mediante un plan de manejo para su operación. En ésta se pro- mueve la reproducción de ejemplares mediante manipulación directa y zootécnica.

No hay reportes de muertes de personas por ataques de cocodrilos en Quintana Roo.

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La explotación del cocodrilo es una actividad rentable si se realiza en forma adecuada. El ecoturismo valora la visita a sitios de observación de cocodrilos Fotos:­José­ Rogelio Cedeño-Vázquez

Literatura citada

• Álvarez-Legorreta, T. 2001. Estudios sobre contaminación en la Bahía de Chetumal. realizados por Ciqro y ecosur, 1993- 2000. Avacient 30:30-38.

• Anónimo. 2000. Proyecto para la conservación, manejo y apro- vechamiento sustentable de los crocodylia en México Comacrom, ine, Semarnap, México. 72 pp.

• Buffetaut, E. 1989. Evolution. In: Ross, C. A. (Editor). Crocodiles and alligators. Facts on File, New York. pp. 26-41.

• Casas-Andreu, G. 1995. Los cocodrilos de México como recurso natural. Presente, pasado y futuro. Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural 46:153-162.

• Cedeño-Vázquez, J. R. 2008. Genética de poblaciones, flujo genético e hibridación de Crocodylus¬ acutus y C.¬ moreletii en la Península de Yucatán, México. Tesis de Doctorado en Ciencias. ecosur, México. 92 pp.

• ––––– y Padilla, S. E. 2006. Los fascinantes cocodrilos. Ecofronteras (29):19-20.

•–––––Ross,J.P.yCalmé,S.2006.Population status and distribution of Crocodylus acutus and C.moreletii in southeastern Quintana Roo, México. Herpetological Natural History 10(1):17-30.

• Charruau, P., Cedeño-Vázquez, J. R. y Calmé, S. 2005. Status and conservation of the American crocodile (Crocodylus¬ acutus) in Banco Chinchorro Biosphere Reserve, Quintana Roo, Mé- xico. Herpetological Review 36(4):390-395.

• Domínguez-Laso, J. 2002. Análisis poblacional de Crocodylus¬ acutus (Cuvier 1807) y Crocodylus¬ mo¬rel¬etii (Duméril 1851) en el sistema lagunar norte de la Reserva de la Biósfera Sian Ka’an, Quintana Roo, México. Tesis de Licenciatura en Biología. Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xo- chimilco, México.

• ––––– 2005. Determinación del estado de las poblaciones sil- vestres del cocodrilo de pantano (Crocodylus¬moreletii) en México y evaluación de su estatus en la Cites. Informe final del proyecto CS009. Conabio, México. 44 pp.+ anexos. • Lee, J. C. 1996. The amphibians and reptiles of the Yucatan Peninsula. Cornell University Press, Ithaca, New York. 500 pp.

• Merediz-Alonso, G. 1996. Los cocodrilos en Quintana Roo. Amigos de Sian Ka’an, boletín 16:14-17.

• Platt, S. G. y Thorbjarnarson, J. B. 2000a. Status and conservation of the American Crocodile, Crocodylus¬ acutus, in Belize. Biological Conservation 96:13-20.

• ––––– 2000b. Population status and conservation of Morelet’s rocodile, Cro¬codylus¬ moreletii,¬ in northern Belize. Biological Conservation 96:21-29.

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• Pooley, A. C., Hines, T. y Shield, J. 1989. Attacks on humans. In: Ross, C. A. (Editor). Crocodiles and alligators. Facts on File, New york.pp.172-187

• Rainwater, T. R., Platt, S. G. y McMurry, S. T. 1998. A population study of Morelet’s crocodile (Crocodylus¬moreletii) in the New River watershed of northern Belize. In: Crocodiles. Proceedings of the 14th Working Meeting of the Crocodile Specialist Group, iucn-The World Conservation Union, Gland, Switzerland. pp. 206-220.

• ––––– Wu, T. H., Finger, A. G., Cañas, J. E., Yu, L., Reynolds, K. D., Coimbatore, G., Barr, B., Platt, S. G., Cobb, G. P., Anderson, T. A. y McMurry, S. T. 2007. Metals and organochlorine pes- ticides in caudal scutes of crocodiles from Belize and Costa Rica. Science of the Total Environment 373: 146-156.

• Romero-Cedano, L. 2000. Criando cocodrilos en Sinaloa. México Desconocido núm. 248. Disponible en: http://www.mexicodesconocido.com.mx/interior/index. php?p=nota&idNota=7761

• Ross, J. P. 1998. Crocodiles: Status Survey and Conservation Action Plan. (2nd edition). iucn, ssc, Crocodile Specialist Group, Gland, Switzerland.

• Ross, C. A. y Magnusson, W. E. 1989. Living crocodilians. In: Ross. C. A. (Editor). Crocodiles and alligators. Facts on File, New York. pp. 58-73.

• Thorbjarnarson, J. B. 1989. Ecology of the American crocodile (Crocodylus¬acutus). In: Hall, P. M. (Editor). Crocodiles. Their Ecology, Management, and Conservation. iucn /The World Conservation Union, Gland, Switzerland. pp. 228-258.

• Wu, T. H., Rainwater, T. R., Platt, S. G., McMurry, S. T. y Anderson, T. A. 2000. Organochlorine contaminants in Morelet’s crocodile eggs from Belize. Chemosphere 40:671-678.

Sugerencias de actividades de aprendizaje

1. Lee el artículo y discute el tema en equipo o con tu grupo académico.

2. De manera individual o con tu equipo prepara una exposición ante el grupo.

3. Investiga en qué otras partes de la república mexicana se encuentran cocodrilos y lagartos y, también investiga sobre su estado de conservación.

4. Elabora un mapa de la república señalando con color las regiones ocupadas por cocodrilos y lagartos.

5. Investiga Cómo puede afectar el cambio climático a las poblaciones de estos reptiles.