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'''Artículo: El cocodrilo Recurso milenario'''
 
  
'''José Rogelio Cedeño-Vázquez'''
 
 
'''Presentación.'''
 
 
La pérdida de la biodiversidad en muchas ocasiones es debida a que la generalidad de las personas tienen prejuicios y mala información sobre la naturaleza en general y de algunos animales en particular. En el caso de los cocodrilos y lagartos es muy conocido el miedo a estos extraordinarios animales, que los matan por el temor que causan, pero también los cazan de manera ilegal para aprovechar su piel en la confección de zapatos y bolsas principalmente, pero como lo dice el artículo, no se han reportado muertes en Quintana Roo por ataque de estos animales. Este artículo nos proporciona información valiosa para entender a estos extraordinarios reptiles.
 
José Rogelio Cedeño-Vázquez. Biólogo (1995) por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Maestría en Recursos Naturales y Desarrollo Rural (2002) y Doctorado en Ecología y Desarrollo Sustentable (2008) por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR). Responsable de la Colección Herpetológica (1993-1996) de la Facultad de Biología (UMSNH). Curador de la Colección Herpetológica (ECO-CH-H) del Museo de Zoología de ECOSUR (1996-2000). Asistente de Investigador (1999-2000) en ECOSUR, Unidad Chetumal. Profesor-investigador en el Instituto Tecnológico de Chetumal (2008-2012). Curador de la Colección Herpetológica (ECO-CH-H) del Museo de Zoología de ECOSUR-Chetumal (2012 a la fecha). Miembro activo del Crocodile Specialist Group (CSG) de la Species Survival Commission(SSC), IUCN. Su producción académica incluye alrededor de 55 publicaciones, entre artículos científicos en revista indizadas y arbitradas, notas científicas, artículos de divulgación, capítulos de libro y un libro. Ha presentado 35 ponencias en congresos nacionales e internacionales. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (Nivel I). Su área de interés es la Ecología, sistemática, conservación y manejo de la fauna silvestre, con énfasis en anfibios y reptiles.
 
 
Tomado de: Riqueza Biológica de Quintana Roo UN ANÁLISIS PARA SU CONSERVACIÓN Tomo 1. Primera edición, 201. Pag. 234
 
http://200.12.166.51/janium/Documentos/6607.pdf  10 de septiembre de 2022
 
 
 
<center>[[Archivo: Coco F1.jpg|600px]]</center>
 
 
<center>Foto: Gabriel Navarro.</center>
 
 
 
Los cocodrilos son reptiles que han habitado la Tierra desde hace aproximadamente 200 millones de años cuando existían los dinosaurios (Buffetaut, 1989). Muchos se extinguieron, pero sobreviven 23 especies (Ross y Magnusson, 1989), distribuidas en las zonas tropicales y subtropicales de Australia, Nueva Zelanda, Tailandia, Nueva Guinea, China, India, África y América (Anónimo, 2000).
 
 
En México habitan tres especies, y dos se encuentran en Quintana Roo: el cocodrilo americano (''Crocodylus acutus,'' figura 1) y el cocodrilo de pantano (''Crocodylus  moreletii'', figura 2). 
 
 
El cocodrilo americano se encuentra ampliamente distribuido en la región costera tropical de América, desde el extremo sur de la península de Florida, en los Estados Unidos de América, hasta Venezuela, incluyendo la parte oriental de la Península de Yucatán y las islas Cuba, Jamaica y Haití, en el Atlántico; y desde Sinaloa, México, hasta Perú, en el Pacífico (Thorbjarnarson, 1989). En Quintana Roo, habita en cuerpos de agua salobre y salina de la franja costera, incluyendo cayos, atolones e islas (Merediz-Alonso, 1996; Domínguez-Laso, 2002; Charruau y colaboradores, 2005; Cedeño-Vázquez y colaboradores, 2006).
 
El cocodrilo de pantano habita principalmente en cuerpos de agua dulce en las tie- rras bajas del Atlántico y del Caribe en México, Guatemala y Belice (Ross, 1998). En Quintana Roo habita en lagunas interiores, cenotes, aguadas, así como en canales y pequeñas pozas en sabanas de cortadera y en el Río Hondo. Ambas especies conviven en los humedales costeros de la parte oriental de la Península de Yucatán, es decir, Quintana Roo y una sección de Yucatán (figura 3) (Cedeño-Vázquez, 2008).
 
 
Los adultos del cocodrilo americano pueden alcanzar una longitud total (LT) de seis metros, mientras que los adultos del cocodrilo de pantano alcanzan hasta 3.5 m (Ross y Magnusson, 1989). Ambos pueden pesar más de 100 kg y vivir alrededor de cien años. Se considera que en la Península de Yucatán, el cocodrilo americano alcanza la edad reproductiva cuando mide 1.8 m LT y el cocodrilo de pantano cuando alcanza 1.5 m LT (Platt y Thorbjarnarson, 2000a y 2000b).
 
 
Los cocodrilos se reproducen por medio de huevos. La temporada reproductiva del cocodrilo americano se presenta desde finales de marzo hasta mediados de julio (Platt y Thorbjarnarson, 2000a; Platt y colaboradores, 2004), las hembras excavan nidos en la arena, cerca del cuerpo de agua, y depositan entre 20 y 60 huevos que son incubados en un periodo de 70 a 80 días (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006).
 
Para el cocodrilo de pantano la temporada reproductiva ocurre desde mediados de junio hasta septiembre (Platt y colaboradores, 2004, 2008), el nido es construido con restos vegetales en forma de montículo, donde la hembra deposita entre 15 y 40 huevos, que son incubados durante 75 a 90 días con el calor producido por la descomposición de la materia orgánica (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006)
 
 
Para el cocodrilo de pantano la temporada reproductiva ocurre desde mediados de junio hasta septiembre (Platt y colaboradores, 2004, 2008), el nido es construido con restos vegetales en forma de montículo, donde la hembra deposita entre 15 y 40 huevos, que son incubados durante 75 a 90 días con el calor producido por la descomposición de la materia orgánica (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006).
 
 
<center>[[Archivo:Coco A1 N.jpg|600px]]</center>
 
 
<center>Figura 1. Cocodrilo americano (''Crocodylus-acutus'')</center>
 
 
Los cocodrilos son carnívoros con hábitos anfibios, ya que desarrollan parte de sus actividades en tierra y parte en el agua. Mantienen su temperatura corporal relativamente constante asoleándose durante el día y entrando al agua o moviéndose hacia la sombra para evitar sobrecalentarse (Cedeño-Vázquez y Padilla, 2006). Son importantes en la naturaleza porque ayudan a mantener el buen funcionamiento de los humedales (lugares con agua). Por ser depredadores que se encuentran en la parte más alta de la cadena alimenticia, controlan las poblaciones de otros animales.
 
De recién nacidos se alimentan de arañas, pequeños insectos y sus larvas; después cazan insectos más grandes, renacuajos, ranas, peces, caracoles y cangrejos; y cuando son adultos atrapan peces, tortugas, lagartijas, iguanas, aves y cualquier mamífero pequeño o grande que tengan a su alcance. Con sus desechos, incorporan nutrientes al medio acuático para que se integren de nuevo a la naturaleza y sean otra vez aprovechados.
 
 
<center>[[Archivo: Coco A2.jpg|600px]]</center>
 
 
<center>Figura 2. Cocodrilo de pantano (''Crocodylus­ moreletii'')</center>
 
 
<center> José Rogelio Cedeño-Vázquez</center>
 
 
También ayudan a mantener canales abiertos que comunican a los cuerpos de agua entre sí. En las zonas pantanosas, construyen pozas circulares que son el único refugio
 
de la fauna acuática durante la época de sequía. Los cocodrilos son además fuente de alimento para diferentes organismos: hormigas, mapaches, garzas y otros animales se comen los huevos de cocodrilo cuando el nido es descubierto. Los que logran nacer son presa fácil de algunos peces, tortugas, serpientes, aves acuáticas y mamíferos como el mapache. Únicamente un porcentaje mínimo de las crías logra vivir hasta la edad reproductiva. Para el ser humano, los cocodrilos también son de gran relevancia. Históricamente han tenido trascendencia médica, alimenticia, cultural, social, religiosa y, sobre todo, económica debido al aprovechamiento de su piel (Anónimo, 2000).
 
 
Los cocodrilos y Los mayas
 
Los antiguos mayas consumían la carne de cocodrilo, y el cráneo era usado en sus ceremonias, según lo atestiguan los restos encontrados en varios sitios arqueológicos. Actualmente, los mayas lacandones consumen con regularidad la carne de cocodrilo (C.¬moreletii) y otros reptiles como tortugas, serpientes, iguanas y lagartijas de tamaño promedio y curten las pieles con una mezcla a base de corteza de caoba y mangle (Lee, 1996). Además, los cocodrilos eran para los mayas una parte importante de su mitología.
 
 
Mitos y realidades sobre Los cocodrilos
 
Años atrás, las películas sobre cocodrilos nos transmitieron una imagen perversa de estos sorprendentes reptiles, mostrándo- los como fieras temibles y despiadadas. Esta percepción por fortuna está cambiando; ahora los documentales de televisión presentan aspectos más reales y resaltan la importancia de estos organismos. La mayoría de las especies de cocodrilo son inofensivas, sólo unas pocas atacan al ser humano, principalmente el cocodrilo del río Nilo (Crocodylus¬ nil¬o¬ti¬cus), el cocodrilo de agua salada (Crocodylus¬ po¬ro-sus) y el aligator americano (Alligator¬ missi¬ssippien¬sis) (Pooley y colaboradores, 1989). A la fecha, no hay reportes de muertes de humanos por ataques de cocodrilos en Quintana Roo; sin embargo, existen personas que los matan por temor, cuando alcanzan tallas superiores a los dos metros de largo.
 
 
Pasado y presente de los cocodrilos
 
Hace unas cuantas décadas los cocodrilos mexicanos, al igual que la mayoría de las otras especies del mundo, estuvieron en riesgo de desaparecer debido a la cacería desmedida, comercio ilegal y destrucción de su hábitat, principalmente. Por ello, el gobierno de México prohibió en 1970 su aprovechamiento para ayudar a su recuperación (Casas-Andreu, 1995).
 
Desde 1940 hasta finales de los años sesenta, Quintana Roo vivió un verdadero auge en la explotación de pieles. La “lagarteada” junto con la pesca  de escama y la explotación de la copra y el chicle fueron algunas de las actividades comerciales más importantes en esos años. Regularmente se enviaban pieles de lagarto a León, Guanajuato, para fabricar diversos artículos. Fue a mediados de la década de 1980 cuando los lagarteros notaron que los cocodrilos comenzaban a escasear, aplicándose entonces la veda establecida para prohibir su explotación. Por fortuna, estudios recientes indican que la mayoría de las poblaciones del cocodrilo de pantano ya se han recuperado (Domínguez-Laso, 2005), lo que hace posible su aprovechamiento nuevamente; no así para el cocodrilo americano, cuyas poblaciones aún permanecen escasas (Cedeño-Vázquez, 2008).  En cuanto a su estado de protección legal, en México ambas especies se encuentran bajo protección especial según la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2001).
 
 
<center>[[Archivo:Peninsula Yuct..jpg|400px]]</center>En el ámbito internacional están incluidas en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (cites, por sus siglas en inglés), en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) y en el Acta de Especies Amenazadas (esa, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
 
Amenazas para los cocodrilos en QuIntana roo
 
No existen amenazas mayores para las poblaciones de cocodrilo de pantano por efecto directo de las actividades humanas. Por el contrario, las reducidas poblaciones de cocodrilo americano sí enfrentan amenazas como el ahogamiento accidental en redes de pesca, y el desarrollo turístico sin planeación sobre playas arenosas, donde anida la especie (Cedeño-Vázquez y colaboradores, 2006). No obstante, la exposición prolongada a contaminantes, principalmente de plaguicidas, podría representar una amenaza a largo plazo para la viabilidad de las poblaciones.
 
El Río Hondo, cuyas aguas drenan en la Bahía de Chetumal, está rodeado de extensos campos de caña de azúcar tanto en el lado mexicano como del lado beliceño. En este sentido, altos niveles de plaguicidas organoclorados y de metales pesados han sido detectados en los huevos del cocodrilo de pantano en el norte de Belice (Rainwater y colaboradores, 1998, 2007; Wu y colaboradores, 2000).
 
En la Bahía de Chetumal también se han detectado, aunque en niveles bajos, plaguicidas organoclorados, metales pesados e hidrocarburos (Álvarez-Legorreta, 2001). La exposición prolongada a estos contaminantes podría impactar negativamente las poblaciones de organismos acuáticos, incluyendo a los cocodrilos.
 
Finalmente, otra amenaza es la mezcla genética o hibridación entre las dos espe- cies de cocodrilo, documentada recientemente en su área de convivencia, lo cual es probablemente más perjudicial para la integridad de las poblaciones de cocodrilo americano por ser más pequeñas (Cedeño- Vázquez, 2008).
 
 
En algunos lugares no se acostumbra comer la carne del lagarto, pero hay que tomar en cuenta que su venta representa un ingreso económico adicional. Las granjas de cocodrilos también generan importantes ganancias en el ecoturismo, ya que al ser un atractivo poco usual son visitadas por muchas personas.
 
 
<center>[[Archivo:Pescadores con lanch.jpg|400px]].  [[Archivo:Coco niños.jpg|370px]] </center>
 
 
 
 
<center>La explotación del cocodrilo es una actividad rentable si se realiza en forma adecuada (Romero-Cedano, 2000)</center>
 

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